Suelo divagarme mucho cuando me pasa esto de no poder dormir. Generalmente pienso en todo y a la vez en nada. Pero esta vez solo pensé en vos. Anoche te pensé compañera. Te pensé de muchas formas, te pensé con tus mambos de familia, con tus exámenes de turno, te pensé en tu barrio, te pensé en mi barrio, te pensé con tus lágrimas, te pensé con tu sonrisa, te pensé en la marcha, te pensé entre los cascos azules y la montada, te pensé cantando no tenemos miedo, te pensé con miedo, con bronca, con sueños, te pensé soñando, te pensé desnuda, te pensé vestida, o mejor dicho te pensé desnudándote, te pensé desnudándome, te pensé en la cama , besándote, besándome, te pensé amándome, te pensé desamándome, te pensé tan lejos y te pensé tan cerca de los besos, te sentí en algún lugar de la ciudad, y en algún lugar de la ciudad te busqué. Quizá por eso mis pensamientos te buscaron en tantas plazas que al final de cuentas eran una sola plaza. Te busqué en tantos bares que al final de cuentas eran un solo bar. Te busqué, te busqué, te busqué entre las mesas del bar y te nombré entre trago y trago, tantos tragos, tantos tontos tragos, y al final te busqué a tientas en la noche, entre veredas y callejones. Te busqué mareado de vos en todos los rincones de la casa, mareado de vos te busqué en la sala, mareado, pero en silencio, te busqué en el dormitorio. Y caí vencido de vos en la cama. Miré el techo. Y te pensé mientras miraba el techo. Te pensé tanto que mi nostalgia de vos me dibujó tu mirada. Y me quedé solo en el cuarto, con mi nostalgia de vos, mirando el techo, con el recuerdo de tu mirada mirándome desde el techo, y te miré, y te miré, y te miré. Y te miré hasta que me dormí un flash. En ese flash te soñé, y volví a estar contigo en el sueño, y éramos nueva y viejamente beso, abrazo, jadeo, sudor, susurro, suspiro. Te soñé intensa e insensatamente. Y fuimos tantos besos como abrazos, y los susurros eran como conjuros secretos que manaban suspiros y jadeos, y era como si las palabras amor, vida, o alegría fueran una realidad compartida. Luego desperté. Y desperté solo. En realidad no estoy tan solo compañera, la nostalgia de vos me acompaña, como siempre.
Carlos Bazzano